Sobrado de motivos en el Palau Sant Jordi de Barcelona.
El de Úbeda espanta los malos augurios con una eufórica y enérgica actuación a la que se acabó sumando Joan Manuel Serrat
La sombra del ataque de pánico escénico que le obligó a terminar precipitadamente su primera actuación en Madridsobrevoló anoche durante el Sant Jordi, sí, pero no hubo en el regreso de Sabina a Barcelona espacio para el yuyu y sí para la celebración. Un atracón de más de dos horas y media de sabinología ilustrada que, con la excusa del 15 aniversario de «19 días y 500 noches», presentó a un artista reconciliado con su propia madurez y eufórico en aquellos tramos del concierto que le acercaban al «último verano de su juventud», palabras de Gil de Biedma que el de Úbeda ha hecho suyas para la ocasión. Nota aquí.
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