Un brindis por la vida
La poesía de Rodolfo Serrano, su naturalidad de abrazo sostenido en la conversación, es un coloquialismo sin retórica, un reportaje de la inmediatez sentimental, política y biográfica, de un sujeto poético que ha ido descubriendo el latido de su contemplación entre los pliegues de la actualidad. Periodista histórico del diario El País, especializado en información laboral, cuestionó su propia profesión en Un oficio de fracasados y publicó el volumen costumbrista Historias de Madrid. Con su hijo Daniel, también periodista, ha firmado dos ensayos: Toda España era una cárcel y La España de Cuéntame cómo pasó. A otro de sus hijos, Ismael, le ha compuesto varias letras de canciones, de las más celebradas de su repertorio, como La extraña pareja. Estamos, por tanto, ante un autor poliédrico, al acecho de una realidad que ya ha versificado en sus anteriores volúmenes de poesía (Especial para cócteles, Al Oeste hay apaches y La blancura de la ballena), entre la crónica y la canción de autor, entre la poesía del compromiso social, con el aliento crítico de Blas de Otero y de Celaya, la cercanía de Ángel González y el culturalismo popular, esbelto y ágil, festivo y familiar a Luis Alberto de Cuenca y también a José María Álvarez, bajo la imantación honda y desenfadada de Antonio y Manuel Machado. Nota aquí.
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