Balas y piedras
En Alemania quedó expuesta la estrecha amistad que reina entre las grandes empresas armamentistas y los políticos. Realmente algo muy desagradable; más que desagradable, un profundo pecado contra la verdadera democracia. Esto ha quedado en claro con los negocios de la industria armamentista en el Tercer Mundo. Fue con la venta de los fusiles G36 a México. Pese a que el hecho había sido denunciado al gobierno alemán, éste no tomó ninguna medida y la venta se hizo igual. Y los fusiles a repetición de la firma Heckler y Koch siguen vendiéndose en cantidad. Fundamentalmente, a los grupos enemigos entre sí que se enfrentan en el interior mexicano. Todo ello, a pesar de que la ley alemana prohíbe esa clase de negocios. Nota aquí.
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