NO ERA AMOR
Era el deseo.
El ansia,
la prisa
por deshacernos de la ropa,
las bocas hambrientas,
las lenguas enredadas.
Era la piel
y su urgencia,
el gemido
del placer bajo el ombligo,
las madrugadas
en habitaciones
de hostal improvisado
en el centro de la ciudad.
El ansia,
la prisa
por deshacernos de la ropa,
las bocas hambrientas,
las lenguas enredadas.
Era la piel
y su urgencia,
el gemido
del placer bajo el ombligo,
las madrugadas
en habitaciones
de hostal improvisado
en el centro de la ciudad.
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