Casillas, fin de época
Para José I de La Latina, que sabe hablar de fútbol
Íker casillas abandona Madrid con el fin de una época. Todo atleta que vive en su consagración permanente de flashes, objetivos zumbones y tropel panegírico, ha de entender que en algún momento su luz declinará, bajo el ocaso honesto de las hemerotecas. Las viejas crónicas deportivas nos cotejan el aire de los tiempos con su respiración, y discutimos si Zamora era mejor portero que aquel “rubio Platko de sangre” que cantó Rafael Alberti. Ahora, cuando sólo la erudición futbolística recuerda al gran portero nacido en Budapest, cancerbero total del Barcelona, seguramente somos muchos más, aunque tampoco tantos, los que seguimos leyendo a Alberti bajo la sombra alargada de su Arboleda perdida. Pero ahí queda Platko, en su oda y la vida, con una distinción sobre el silencio, porque una voz poética decidió preservarlo del olvido. Nota aquí.
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