lunes, agosto 22, 2016

Sifones

Donde hubo burbujas pasiones quedan

Una colección de más de cuatro mil sifones testigos de la vida cotidiana aún antes del 1900, el fanatismo de un casi abogado devenido historiador de la soda y la vuelta de una tradición argentina que nunca se fue (del todo), vasito y chorro mediante.
Tres mil sifones vacíos ocupan mucho espacio. ¿Cuánto? Alrededor de medio galpón y su correspondiente entrepiso, más algunas vitrinas y muchos estantes. Estos tres mil sifones en particular, después de extensas vidas útiles al servicio de vermuts, almuerzos, cenas, asados y picadas de todo el país (y también de otros lugares del mundo), llegaron a sus repisas desde todas las décadas posibles, empezando por las de fines del siglo XIX. Cuando la luz de una tarde entra por la pared hecha de cenefas y vidrios coloridos rescatados –antes de que la picota las devastara– de casas que ya no son, los sifones crean otros colores. Nota aquí.

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