Échele un retruco, paisano,
Siete bravo y cantor.
Deje que la arena invada
La caverna de su voz.
Que nadie duerma tranquilo,
Afile el hacha y el facón.
Métale diente al bueno,
Al malo y a todo Dios renacido.
No me deje molinos
Ni casinos sin tumbar,
Hay muchas joyas en la corona
Por si las quiere afanar.
Brindo por usted, por taimado,
Por ladino, y acepte otro trago, hermano.
Hoy invita un argentino.
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