Joaquín Sabina. Vivir para cantarlo.
Su música forma parte de la banda sonora de tres generaciones. Ahora, tras siete años de silencio, el cantante reaparece con ‘Lo niego todo’, un testamento en el que se funde lo confesional con el sarcasmo.
SEIS GATOS, una mesa de billar, sombreros, cajas antiguas, una primera edición de Madame Bovary, el traje de grana y oro con restos de sangre que le regaló José Tomás… Su casa, un edificio antiguo en pleno centro de Madrid al que le ha ido ganando plantas, podría visitarse como un gabinete de curiosidades, recuperadas por alguien que ha dado varias vueltas al mundo con “alma de chamarilero”. Joaquín Sabina (Úbeda, 1949) recibe en el sofá con su atuendo de eterno adolescente, su paquete de Ducados y un chupito de tequila bien frío que, al terminar la charla, se habrá multiplicado por cinco.Nota aquí.
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