“Pasa el tiempo, los meses, y todos se olvidan de los refugiados”
La mayoría de los 62.300 migrantes que hay en Grecia llevan más de un año en el país.
A juzgar por los porches alrededor de los módulos-contenedores que les sirven de vivienda, con sofás artesanales y hasta tumbonas; por las antenas parabólicas del techo, los viveros de plantas que adornan algún alféizar, o las bicis de los niños, se podría pensar que los refugiados varados en Grecia ya se han hecho a la idea de que no van a moverse en mucho tiempo. Ninguno se quiere quedar, todos desean llegar al centro y norte de Europa, pero los más contrariados tal vez sean los cerca de 50.000 que el año pasado se vieron atrapados entre dos fechas clave: el cierre de las fronteras balcánicas, que convirtió a Grecia en una ratonera a fines de febrero, y la entrada en vigor, el 20 de marzo, del pacto migratorio UE-Turquía. Nota aquí.
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