"Nunca sufrí por amor"
El músico popular más convocante de la Argentina asegura que se puede padecer por celos o posesión, pero no por el amor en sí. Y cuenta que trabaja para lograr el equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu.
"Que Dios los bendiga y la Virgen los proteja con su manto. Y si alguien no cree en Dios o en la Virgen, que la vida, el éxito, la buena suerte, el Universo o como cada uno le quiera llamar, los llene de felicidad porque -venido a l caso- es exactamente lo mismo”.
Abel Pintos eleva su brazo derecho. La palma extendida hacia el público. Los fans se ponen de pie. Guardan silencio. El músico popular más convocante de la Argentina imparte su ya clásica bendición. Abel es Dios. Su propio equipo lo llama “El Mesías” porque sale a cantar y a los pocos minutos detiene el diluvio. Sin embargo, el flaco de 1,86 metro relativiza una y otra cuestión. Se ríe con sus hoyuelos por lo del Mesías, y explica que el asunto de la bendición le nace naturalmente y que tampoco es una bendición sino “algo así”. En ese sentido, admite una faceta desconocida: “Sé que muchos me ven como un ser místico o espiritual.Pero me gusta pasar mis sentimientos por la razón”. Nota aquí.
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