miércoles, julio 19, 2017

Reynaldo Sietecase

“Es muy fuerte que la verdad haya dejado de ser importante”
En su tercera novela, el periodista y escritor rosarino narra la historia de una logia que ayuda a los represores de la dictadura a escapar o suicidarse. Todo desde la óptica de un cronista desencantado que se reencuentra con la pasión por investigar.
“Un torturador no se redime suicidándose. Pero algo es algo”. La frase de Mario Benedetti resuena en el aire de No pidas nada (Alfaguara), la última novela negra de Reynaldo Sietecase. El Tano Gentili, un periodista de investigación a la vieja usanza –de esos que escriben en libretas–, descubre que la fuga y el suicidio de un puñado de represores no son hechos aislados. Más allá de la diferencia de “estilos” –el Capitán Vázquez se mató con veneno; el General Dip se intoxicó con gas, como la madre del periodista; el Prefecto Estévez se colgó en una obra en construcción abandonada–, hay un “suicida que vive”: el capitán de Navío Juan Anselmo Turelli, que participó en sesiones de tortura de militantes detenidas durante la última dictadura cívico-militar y se lo acusa de haber asesinado a un bebé. El común denominador de suicidas y prófugos –el Coronel Chiessa y el Mayor Oliva– es que eligen salir de escena antes de tener que rendir cuentas de sus actos ante un juez. Todos, sin culpas ni remordimientos, reivindican “la lucha contra el terrorismo apátrida”. Un dato preciso como una puñalada llega a oídos del periodista: “Los dos represores que buscás están en Río de Janeiro”. Nota aquí.


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