Una foto antigua
Está muy seria, en pie. Mira de frente.
Sostiene un bolso en la mano que parece
haber vivido tiempos más felices.
Rodea con su brazo la belleza
de un joven -¿su hijo, alguien amado?-
que sonríe y la mira con ternura.
Sostiene un bolso en la mano que parece
haber vivido tiempos más felices.
Rodea con su brazo la belleza
de un joven -¿su hijo, alguien amado?-
que sonríe y la mira con ternura.
No sé sus nombres ni nada de sus vidas.
Pero me quedo prendido de los ojos
de esa mujer que mira con fiereza.
Que muestra al mundo entero que ha vencido
en el muchacho a esa vida
perra que adivino
en la ropa de saldo y mercadillo.
Pero me quedo prendido de los ojos
de esa mujer que mira con fiereza.
Que muestra al mundo entero que ha vencido
en el muchacho a esa vida
perra que adivino
en la ropa de saldo y mercadillo.
No hay fuerza como la que asoma
en el rostro cansado y desafiante.
En ella está el orgullo, la soberbia
bendita del que nunca tuvo nada.
Pero sabe que, a veces, la belleza
se detiene a su lado. Su dios joven
la abraza. Y no habrá nadie
que pueda cambiar, jamás, ese momento.
en el rostro cansado y desafiante.
En ella está el orgullo, la soberbia
bendita del que nunca tuvo nada.
Pero sabe que, a veces, la belleza
se detiene a su lado. Su dios joven
la abraza. Y no habrá nadie
que pueda cambiar, jamás, ese momento.
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