El Viento. -
Paladeo el perfume de tu ausencia
y sigo tu rastro como un penitente
en los lunes baldíos de buenos días y abrazos.
Renuncio al café de la mañana por un suspiro hondo
que cala y traspasa hasta la piel más curtida.
Soy como el Tíbet a punto de ser invadido,
no hay quien pueda resistir las hordas de los recuerdos
y menos aún ese aroma de azahar de tus mañanas.
Completo aquí.
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