El tiempo no es una mercancía
Siento una vieja lealtad por las mañanas frías. El aire parece más limpio, el mundo más ancho y la piel de la cara me responde como una materia inteligente. Se trata de uno de esos estados de la ciuda.htmd en los que me siento parte de la naturaleza. Supongo que vivo la sensación alegre del frío con el peso acogedor del recuerdo. El camino del colegio en los meses de invierno y las citas dominicales en la estación del tranvía para iniciar una excursión por la sierra me enseñaron a convivir de manera alegre con el frío. Granada es una ciudad del Sur que vive bajo la nieve. Es una ciudad pensativa y rinde más con el frío. Nota aquí.
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