MARÍA OSCURA
Golpea
el cristal del espejo
con la rabia acumulada
de una vida luchando contra el reflejo.
Decenas de esquirlas punzantes
clavadas en la carne
dibujan un mapa rojo
de heridas sangrantes.
No percibe el dolor.
Hay un agujero negro
en sus entrañas
absorbiéndolo todo
y devolviendo
la tristeza en oleadas.
Se mira
pero no se encuentra,
no halla a quien todos describen
cuando la tienen cerca.
Cae la noche y con ella,
hoy,
María oscura, casi negra.
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