Tarde de febrero. -
Es generoso el viento del Ártico que,
Con bolitas de arroz,
Va sembrando asfaltos intermitentes
Bajo el paraguas de la borrasca.
A todos nos iguala,
Nos tiembla y estremece.
Nos centra en lo importante:
La vida o lo blanco; lo ausente.
Ese cero subterráneo, topo ciego
Que no sabe de clemencia ni piedad,
Preludio de hambrunas y escalofríos,
Viejo conocido que se teme y rehúye.
Completo aquí.
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