Cantautores sin complejos
Pablo Moro reivindica la figura del cantautor ahora que Ismael Serrano celebra sus veinte años de trayectoria musical.
Siempre hay alguien que enciende la mecha, que arranca el motor, que abre camino. Y por ese camino seguimos todos. A veces como un rebaño, a veces simplemente porque esa era la senda que llevábamos buscando tanto tiempo, una intuición que rondaba nuestra cabeza, nuestro proceso creativo, sin que acertásemos a explicar con palabras de qué se trataba. Recuerdo la primera vez que escuché el disco “Personal” de Quique González. Mi hermano, mi particular oráculo musical, lo trajo a casa después de que un locutor de Radio 3 (probablemente Chema Rey, pero no logramos acordarnos) pinchara en su programa “Cuando éramos reyes” y recomendara fervientemente el álbum. No puedo asegurar, eso es verdad, que en aquel momento surgiera la chispa que ahora la memoria ha maquillado como fundamental, pero desde luego ese instante fue clave para mi manera de entender el trabajo compositivo que estaba empezando a desarrollar. Y sé a ciencia cierta que para muchos autores de esa generación, más tarde o más temprano, con “Personal” o con “Salitre 48”, Quique abrió un puerta de la percepción, nos explicó a nosotros mismos e influyó directamente en nuestras canciones posteriores. Pero claro, también nos pusimos estupendos. Nota aquí.
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