viernes, marzo 30, 2018

Rodolfo Serrano

Un poema con humo

Pero la amaba tanto que yo solo fumaba
cuando me la encontraba
cualquier noche en un bar y me decía
de salir un ratito hasta la puerta.

Hablábamos de versos y canciones,
me contaba de algún amor oscuro
con esa libertad que siempre tienen
las mujeres que amamos
y que nunca nos amaron.
La vida estaba allí, noche tras noche.
En el tabaco que unía mi deseo
al humo de su boca. No le dije
que era ella lo que me arrastraba
hasta el bar y el momento
de tantas confidencias.
Al cabo de los años y de cientos
de cigarrillos juntos pude al fin entender
lo que ponía en todas las cajetillas:
Fumar puede matarte. Sobre todo,
si fumar es el amor que nunca
nos atrevimos a decirle.


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