Con las mesas de madera sólida y algunas botellas viejas de la gran estantería alcanza para evocar a Pepe o alguno de los otros hermanos Cao, inmigrantes asturianos, sirviendo aguardiente o despachando quesos frescos o arroz al peso. Es más: con eso sobra para “viajar” a la década de 1930, cuando este rinconcito de San Cristóbal era ya un bar y una despensa: La Armonía. ¿Un café? La antigua máquina nunca anduvo y parece que los dueños respondían siempre lo mismo: “Se nos descompuso ayer”.
Los cafés de Capital son máquinas del tiempo. Te llevan a otras épocas, incluso con pequeñas anécdotas como ésa. Del Margot (1904), de Boedo, es famosa la que cuenta que Perón desvió a su comitiva para buscar el sándwich de pavita en escabeche que aún es ícono del local.Nota aquí.
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