“Siempre tuve el sueño de hacer estos temas con orquesta”
El tecladista y compositor ya acopló la orquesta de Corrientes a su grupo, y hoy lo hará con la Juan de Dios Filiberto en la sala sinfónica del Centro Cultural Kirchner. La gira continuará en San Juan –el concierto será grabado–, Mendoza, Chaco, Neuquén y Rosario.
En 1988, tras una larga década atravesada por la disolución de MIA y la posterior publicación de siete discos –en formatos que orbitaron entre el solipsismo, el cuarteto y todo lo que hay en el medio–, Lito Vitale editó un disco destinado a perdurar en su trayecto como bisagra: Ese amigo del alma. La placa tenía siete piezas y un elenco de lujo, con Marcelo Torres en bajo, Christian Judurcha y Jota Morelli alternando en la batería, y los aerófonos de Manuel Miranda. Al año siguiente, con una formación que excluía a Morelli, el tecladista publicó La senda infinita. Y uno después, con Jorge Araujo por Judurcha, el inspirado Viento sur. Tal trilogía de discos pasó a la historia como una especie de época de oro del Vitale versión cuarteto, pero el disco que la abrió siempre marcó la diferencia. No tanto por su valor musical intrínseco –bastante similar a los demás– sino por el peso específico de un nombre que devino en un ciclo televisivo inolvidable: Ese amigo del alma. “Tenía ganas de volver a tocar esas músicas hace un par de años y dije, ‘vamos a darle un marco’. Como la cosa está muy difícil y yo venía de hacer muchas cosas por fuera de mi camino instrumental, decidí aprovechar el marco de los treinta años de su edición original, pero con un agregado: las orquestas”, pensó Vitale, y así ocurrió. Nota aquí.
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