Buen final para cinco años de espera
Sin eludir la investigación de texturas habitual en su obra, el Indio se apoya más en las canciones y consigue momentos de alto vuelo, apuntalados por rocks incendiarios.
¿Cómo no tener expectativa ante un nuevo disco del Indio Solari? ¿Qué importa la hojarasca alrededor, el peso de la historia, las páginas de policiales, cuando se trata de encontrarse con la faceta que es el origen del todo, el Solari músico? La espera, además, venía recargada: desde que inició su carrera solista, en 2004 con El tesoro de los inocentes, el cantante reapareció en las bateas puntualmente cada tres años. Pero pasaron cinco desde Pajaritos, bravos muchachitos, y en el medio todas las presunciones sobre su salud y la lamentable noche de Olavarría. Nota aquí.
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