París. -
Un Sol y Sombra en la mano ajada por el tedio
en uno de esos bares de desahuciados de la vida
cuando, de pronto, entró aquella supernova,
a la que solo tú le dabas el merecido aprecio.
No era para menos, ella lo fue todo alguna vez
en el tiempo del cine y la verbena,
cuando el mejor amigo se adelantó
y la aceptación, de tercer grado, una condena.
Completo aquí.
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