“No tener tanto que perder te predispone a ser más arriesgado”
El músico, cada vez más reconocido de este lado del charco, tiene para mostrar 432, un disco que apela a la síntesis narrativa y que está atravesado por dos tópicos muy presentes en varias canciones: los lazos familiares y la infancia.
Fernando Cabrera dice que se identifica con una frase de Astor Piazzolla. “Yo escribo para mí con la esperanza de que le guste a los demás”. La idea parece estar tatuada en su música casi como una cuestión ideológica. La del uruguayo es una canción paciente, obstinada, autosuficiente, algo atemporal. No es una canción estandarizada. Por eso, no es fácil conectar con Cabrera en una primera escucha. Dice que siempre hizo lo que se le dio la gana en materia musical, que siempre se sintió libre a la hora de componer. Lo relaciona con lo pequeño de la industria cultural uruguaya, con la tradición musical de su país: que parió a autores y autores muy disímiles entre sí. Sin embargo, lo que puede ser una virtud, también puede resultar una carga pesada. Llegó a pensar que no servía para esto. Le costó a Cabrera que su música se correspondiera con el interés del público. Pero sucedió en ambos lados del Río de la Plata. Hoy es el autor vivo más influyente de la música uruguaya y una figura cada vez más trascendental en Argentina. Compartió charlas, músicas y espacios con artistas como Eduardo Darnauchans y Eduardo Mateo, actualmente reivindicados, pero Cabrera está aquí y sigue escribiendo canciones resistentes al paso del tiempo. Nota aquí.
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