Ismael Serrano: el hombre maduro o el superávit de lucidez
El madrileño celebra su vigésimo aniversario en los escenarios con una avalancha de cómplices para un discurso menos solemne y de vigencia renovada
Hace bien Ismael Serrano en sacar pecho, qué demonios. Porque puede y porque, después de 21 añitos en la brecha, le asiste todo el derecho al orgullo, a la reivindicación. En un momento en el que algunos aún insisten en caricaturizar la canción de autor como un género suministrador de monsergas, el vallecano colocó anoche encima de la mesa un argumento difícil de refutar, su segundo llenazo de 2018 en el WiZink madrileño. Habrá quien considere anacrónico cantarle a las angustias del corazón y las tribulaciones de la conciencia, pero sentar a 6.000 personas por noche frente a un repertorio tan extenso (e intenso) tiene mérito grande. El de un hombre que con los años quizá haya perdido popularidad, pero ganado en perspectiva. Y que se observa a sí mismo con menos solemnidad y, por eso mismo, con superávit de lucidez. Nota aquí.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario