Tengo la inmensa suerte
de tener poco amigos.
Amigos que nos decimos
te quiero,
y nos mandamos versos
a primera hora de un martes
de acero y arena.
de tener poco amigos.
Amigos que nos decimos
te quiero,
y nos mandamos versos
a primera hora de un martes
de acero y arena.
Tengo amigos que lloran
al escuchar los ripios
de una canción en un idioma
que no entendemos
o que gritan por el débil anónimo,
se posicionan y hacen.
Pero también,
muchas veces, son los primeros
que se ríen de nuestros propios ombligos.
al escuchar los ripios
de una canción en un idioma
que no entendemos
o que gritan por el débil anónimo,
se posicionan y hacen.
Pero también,
muchas veces, son los primeros
que se ríen de nuestros propios ombligos.
Tengo la suerte de tener cerca
a unos amigos que están lejos,
que llaman a deshoras
y mandan fotos con tacto de recuerdos
y luz de corazones puros.
a unos amigos que están lejos,
que llaman a deshoras
y mandan fotos con tacto de recuerdos
y luz de corazones puros.
Tengo la suerte de ser amigo
de personas que no ponen
una cruz si hierra algunos de nosotros,
ni pisan a quien está caído
por un aplauso rápido con aroma
de veinte segundos;
no
todo lo contrario.
de personas que no ponen
una cruz si hierra algunos de nosotros,
ni pisan a quien está caído
por un aplauso rápido con aroma
de veinte segundos;
no
todo lo contrario.
Y sé que soy un privilegiado cuando,
pasada la medianoche,
nos damos un abrazo, un beso
y nos despedimos
con la vida repleta e intacta
como la de un recién nacido
que acaba de tocar el universo.
pasada la medianoche,
nos damos un abrazo, un beso
y nos despedimos
con la vida repleta e intacta
como la de un recién nacido
que acaba de tocar el universo.
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