Vivo encima de esa acupuntura terrestre
que sostiene nidos con o sin pájaros.
Echo de menos los bosques y del búho su canto,
esa llamada a la luna y el paso del perro cansado.
A veces junto todas mis ensoñaciones
de vuelta a caminos de antaño,
por las mañanas voy con tanta prisa
que no las recojo todas,
algunas se quedan holgazaneando.
Sé que hacen lo que quieren
y me da envidia que se queden en casa
mientras yo trabajo.
Completo aquí.
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