«Levantarse cada día es un acto de heroicidad»
El cantautor publica su primer libro de relatos, «El viento me lleva»
Cuántas veces se levantó por la mañana deseando esquivar la oficina y huir a ninguna parte. O al mar. Cuántas veces se preguntó si su vida era lo que había planeado, si estaba dónde y con quién soñó estar. La vida está llena de proyectos que divagan en la cabeza y se deshacen como la arena atravesando un escuálido cuello cilíndrico. Pero, y pese a todo, siempre nos queda el día a día, «la belleza del escombro», en la que tanto insiste Ismael Serrano arriba del escenario. Ahora, no está allí, ya no lleva la guitarra al hombro sino un libro debajo del brazo: su primer libro de relatos, «El viento me lleva» (Grijalbo), en el que es imposible no reconocer al cantautor. Las historias que cuenta en sus conciertos (y no precisamente en sus canciones), esas que han hecho de Serrano un gran orador más que cantautor, se han convertido en relatos escritos.
En ellos desfilan un sinfín de personajes anónimos, sin nombres, sin conexión aparente, solo unidos por el mismo bolero que suena en gran parte de los relatos que componen el libro: «Bésame mucho». Pero no solo la música une a estos personajes abatidos por el paro, la violencia doméstica, la corrupción y las obsesiones. Los une la lucha diaria, «levantarse cada día es un acto de heroicidad», sentencia Serrano. También el miedo a la soledad, que confiesa padecer el propio autor. Esta selva de ideas y personas conviven con una parte autobiográfica del autor que se cuela en un libro que busca «abrir ventanas a la esperanza, relativizar el éxito y el fracaso». Serrano se permite también adentrarse en la fantasía (un hombre que mengua conforme pierde poder, una violinista adolescente a la que un narco le regala un Stradivarius robado, o un mago que olvidó sus trucos) para dar como un resultado un texto que desgrana, como hace con sus canciones, lo que a Serrano le emociona. Nota aquí.
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