El Bosque. -
Jugábamos incansables por tu núbil cabellera
de eucaliptos olorosos,
portábamos inconscientes el sudor de la risa,
el ansia voraz de los recreos...
Hasta que el timbre del tan manido progreso
quemó nuestra gama de verdes, ocres y amarillos,
los colores de la infancia.
Mas no todo es baldío, desierto,
quedan por siempre tus fantasmas,
esos que me despiertan en los sueños
cuando la marea sube y amenaza con desbordarse
por el iris de estos ojos viejos.
Completo aquí.
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