domingo, mayo 19, 2019

Rodolfo Serrano

En un bar de suburbio

Esta sentado igual que un rey de entonces, 
en aquel pobre bar de los suburbios.
Satisfecho y feliz. Tiene su mono
como un manto de armiño, y admitamos
que las manchas de grasa son las claras
medallas de mil guerras victoriosas.
Ante él media botella de tinto y la cazuela
de callos, una barra de pan.
Yo le contemplo, envidiando esa alegría
que adivino en su cara y en sus ojos.
Quien pudiera
ser este hombre anónimo que goza
del instante feliz
en este bar de ruidos,
ajeno a las tragedias de la historia.
Toda la dicha -¿ves?- del universo
se encierra en este hombre. Yo quisiera
disfrutar de este goce de un buen vaso
de vino y una tripas cocidas sabiamente.
Y luego, sin hablarnos, ser dos seres
abiertos a la vida.
Y ver que el universo está completo
en este bar discreto en las afueras.


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