A mi amigo Roberto Camacho Cerratos, al que parece que le gustan las décimas Y a Alexis Díaz-Pimienta, un genio de esta forma poética
1
Décimas, ay, quien supiera
escribirlas como algunos
las escriben oportunos
de aquella forma y manera
que te gana el corazón.
Pero te diré, mi amigo,
que es suficiente castigo
que nunca encuentre ocasión
ni de escribir ni pasión
para cantarlas contigo.
Décimas, ay, quien supiera
escribirlas como algunos
las escriben oportunos
de aquella forma y manera
que te gana el corazón.
Pero te diré, mi amigo,
que es suficiente castigo
que nunca encuentre ocasión
ni de escribir ni pasión
para cantarlas contigo.
2
Más tampoco hay que excusarse:
no llega la inspiración
cuando uno quiere. Es un don
que nunca puede comprarse,
los dioses lo dan y quitan.
Y quienes las necesitan
siempre tendrán a su lado
aquel abrazo apretado
y que nunca se marchita
de los amigos amados.
Más tampoco hay que excusarse:
no llega la inspiración
cuando uno quiere. Es un don
que nunca puede comprarse,
los dioses lo dan y quitan.
Y quienes las necesitan
siempre tendrán a su lado
aquel abrazo apretado
y que nunca se marchita
de los amigos amados.
3
Así, pues, escribir décimas
aunque sea muy importante,
es mucho, mas no es bastante
porque pueden ser tan pésimas
como estas que yo te escribo.
Lo que importa es estar vivo,
y hablar con el corazón.
Lo demás es ya cuestión
de ser un hombre leído.
¿Tengo o no tengo razón?
Así, pues, escribir décimas
aunque sea muy importante,
es mucho, mas no es bastante
porque pueden ser tan pésimas
como estas que yo te escribo.
Lo que importa es estar vivo,
y hablar con el corazón.
Lo demás es ya cuestión
de ser un hombre leído.
¿Tengo o no tengo razón?
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