Entre la disciplina de Joan Manuel Serrat y la anarquía de Joaquín Sabina.
La cita es en la casa de Joaquín Sabina , un mediodía, en la plaza Tirso de Molina. Podría ser apenas el lugar, unas coordenadas para el encuentro, pero, a veces, este maestro de la retórica se vuelve literal. Recibir a alguien en su hogar, no solo es una referencia, la intersección entre X e Y. Sabina es el anfitrión de Joan Manuel Serrat y de una desconocida. Da la bienvenida con los modales, con la sonrisa, con el interés por el otro, con sus reflexiones, con la inteligencia. Y Serrat, lejos del Mediterráneo, se integra con armonía al ritmo de esa casa que huele a libros, a tabaco, a tequila y a risas.
Siete años después de su última presentación en Buenos Aires, y doce de su primer desembarco, los trovadores del buen gusto regresan para realizar cuatro funciones en noviembre en el BA Arena (Humboldt 486)."No hay dos sin tres" es el lema, la bandera y el espíritu de esta vuelta de los embajadores de la canción popular hispanoamericana, ubicados a años luz de los influencers, del star system, de la comunicación mediatizada por asistentes, del Olimpo de los divos, y del "no quiero hablar de esto". Nota aquí.
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