Mi Diego. -
Es el espejo que compartimos,
en donde encuentro tu risa
y mis manos temblorosas.
La inmensidad del amor en carne y hueso,
el eco de un corazón nuevo
que repite errores y caminos viejos.
Sus ojos sin nubes, diáfanos, sinceros,
esa mirada donde te veo y me siento.
La llegada del Sol en la mañana
que pide paso a gritos y besos,
su voz azul y una caricia de Midas en el pelo.
Completo aquí.
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