Resistencia.-
En los surcos de la piel mil atardeceres
y unas manos que anochecen con hambre de ayer,
con ganas de ti.
Ya nadie mira ni gira la cabeza,
te conviertes en paisaje, piedra y un mar a lo lejos.
Te duele la lluvia, los huesos que sobreviven con la primavera
y el corazón del viejo boxeador
que quiere y no puede.
Completo aquí.
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