domingo, noviembre 24, 2019

Javier Rodríguez

A la luz tenue
de los días libres
y sus horas,
acompaña el sentimiento de culpa
mientras todo continúa en la ciudad.

No es sábado ni domingo,
y deberías estar trabajando
o al menos aparentar urgencia
en tus gestiones.
Hacer algo.
Tu rostro descansado,
la ley de vagos y maleantes...
¿cabe pensar en el amor en
días naturales?
¿sentarse sin esperar,
aunque haya que recoger la casa?
Solo perderás el tiempo
si es en el trabajo.
Coinciden en su aburrimiento
-y su domingo-
el enviado especial de Bruselas
y la comida familiar del espía.


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