De Cantinas y Tabernas.-
Venid, desheredados de la lumbre,
rabadanes de las noches sin estrellas,
etílicos amantes de barras sin cadenas.
Libad sin tiempo toda la incertidumbre,
pues ya no quedan apegos ni centellas,
en esta hermandad de neón, ojos y botellas.
Venid, que el nido seguirá vacío,
mientras la televisión predica
narcóticas sonrisas
en vuestras almas de cera.
Compoleto aquí.
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