Es mucho suponer, supongo
Pongamos, por ejemplo, que te encuentro,
pongamos que en un bar o en una iglesia,
en un parque desierto. Supongamos
que vienes, como siempre con la niebla,
que traes el mismo abrigo que tenías
y pareces cansada o estás triste.
pongamos que en un bar o en una iglesia,
en un parque desierto. Supongamos
que vienes, como siempre con la niebla,
que traes el mismo abrigo que tenías
y pareces cansada o estás triste.
Imaginemos, pues, que sigues sola
y que yo juraría que estoy solo
y que bebemos juntos en el mismo
chiringuito del último verano.
Y que luego nos vamos, supongamos,
que a un hotel o quizás a un aeropuerto.
Y, pongamos, que entonces tú me dices:
Has sido, amor, el hombre de mi vida.
Y que yo te dijera: Hace mil años
que conseguí olvidarme de tu nombre.
y que yo juraría que estoy solo
y que bebemos juntos en el mismo
chiringuito del último verano.
Y que luego nos vamos, supongamos,
que a un hotel o quizás a un aeropuerto.
Y, pongamos, que entonces tú me dices:
Has sido, amor, el hombre de mi vida.
Y que yo te dijera: Hace mil años
que conseguí olvidarme de tu nombre.
Nunca la vida es -maldita sea-
la vida que soñamos
la vida que soñamos
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