jueves, abril 09, 2020

Javier Rodríguez

En la espera silente de la mañana,
he probado también a vendarme los ojos
con manos de pan,
convocando así tu risa
y creerme tierra para tu tacto.

Sin embargo,
llegaron aves a mi ventana
por ver cómo entra el Sol
mientras te espero.
Alguna se posa sobre mí,
vienen de lejos;
pero no tienen hambre.


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