Karmelo C. Iribarren

EL FLECHAZO

A partir de una edad
es raro
—dicen—,
pero sucede.

Y el más mínimo contacto
—ese roce
leve,
por ejemplo,
en la barra de metal del autobús—,
puede ser
suficiente.

Casi da miedo pensarlo…

Con lo tranquilo que vivías tú.