domingo, abril 12, 2020

Luis García Montero

Tan pobre y mísero estaba


Yo no creo que todo vaya a cambiar después del coronavirus. Habrá matices, desde luego, pero con las pasiones y las luchas de siempre. El mundo acostumbrado a convertir el tiempo en una mercancía de usar y tirar vive la realidad cotidiana como un vértigo en lo que todo se inventa cada día. ¡Cómo se iba a recibir la sorpresa de una epidemia mundial en la sociedad de la prepotencia, el consumo y las nuevas leyes del más fuerte!
Estoy aprovechando el confinamiento para releer. Privado de novedades y aburrido de las ingeniosas ofertas de la tecnología, vuelvo al placer de los clásicos. Vuelvo, por ejemplo, a La vida es sueño de Calderón de la Barca. Y me detengo en unos versos famosos: "Cuentan de un sabio que un día / tan pobre y mísero estaba, / que sólo se sustentaba / de las hierbas que cogía". Más que inventar nada, la epidemia nos ha recordado que somos frágiles, que existe la muerte, que es necesario cuidarnos. Nos ha hecho más pobres. ¿Y más sabios?. Nota aquí. 

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