La cultura cura
‘Voy a pedirles un favor: no abandonen a la cultura
La anestesia del verano ha durado poco. Las cosas nunca se solucionaron: solo fueron a mejor. Y ahora que la vida se vuelve a activar, y el curso comienza, y el trabajo amontonado reclama su espacio, nos chocamos los unos con los otros y el movimiento de esta pandemia vuelve a reactivarse. La situación es mala, el peligro real y el panorama desalentador, pero al menos no nos pilla de sorpresa.
He pasado todo el verano leyendo y viendo series, pero lo cierto es que me faltaba algo: tenía ganas de volver a Madrid para ir al teatro.
El teatro es algo que he descubierto aquí en la capital. He visto obras de todo tipo y, si la época es tranquila, intento ir al menos una vez al mes o cada mes y medio. Es un mundo que me fascina, un arte que recibo de manera física: siento que algo dentro de mí crece cuando salgo de una obra. Para mí es una disciplina tremendamente complicada que trasciende cualquier tipo de expresión: ahí hay alguien, en directo, haciendo de otro lo suficientemente bien como para que te olvides de quién es de verdad. Si eso no es un don, que baje quien sea y me lo explique. No me va a convencer.
Tras ver el maltrato que está sufriendo la cultura, lo primero que hice cuando volví fue ir al teatro y al cine con toda la seguridad y tranquilidad que da un sector que se está dejando la vida para que el peligro sea nulo. Porque la cultura siempre es segura, haya pandemias o tristezas, la cultura siempre cura. Nota aquí.
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