miércoles, octubre 07, 2020

Luis García Montero

 Muera la inteligencia y cuidado con la cultura

El poeta Luis Cernuda fue una persona difícil. Le costaba trabajo salir de su encendida soledad para mantener relaciones cordiales con su familia, sus amigos y sus vecinos. Más allá de los momentos de plenitud amorosa, condenados casi siempre a hundirse en la melancolía de un adiós difícil, sólo recuerdo una situación en la que el autor de La realidad y el deseo confesara que se sentía integrado en un sueño colectivo. Miembro de las Misiones Pedagógicas del Gobierno republicano, este maravilloso poeta solitario recorrió España y formó parte de un esfuerzo común por transformar su sociedad a través de la cultura. Fue también el sueño roto de Fernando de los Ríos y Federico García Lorca al poner en marcha La Barraca. El teatro, el cine, la música, la literatura y el arte contaban la historia de un país que abría escuelas y dignificaba a los maestros para unir en un compromiso decidido las palabras democracia, justicia, cultura y educación.

Ya en el exilio, Cernuda declaró en su Díptico español que no podía añorar a un país intolerante e inculto. Recordó el grito de Millán Astray contra Unamuno, "muera la inteligencia", y aprovechó la chistosa declaración constitucional que se atribuye a Cánovas: "Será español todo aquel que no pueda ser otra cosa". Pero la verdad es que Cernuda estaba unido a España por su idioma y por una tradición íntima que él encarnó en el patriotismo cívico de Benito Pérez Galdós. Nota aquí.



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