sábado, diciembre 19, 2020

Café Libertad 8

 Frío en Libertad 8

Varios músicos unen fuerzas con un concierto en ‘streaming’ para ayudar a la emblemática sala, foro de la canción de autor en Madrid

Lo llama “el tercer tiempo”. Ese momento en el que, después de un concierto, el público se amontonaba de una forma caótica en la barra. Ese espacio de desinhibición que, según reconoce, le hacía disfrutar de su trabajo más de lo que hubiese nunca imaginado. Un tiempo que, como tantas cosas, ya queda tan lejos que parece que hubiese sido inventado. Sin embargo, no solo tiene recuerdos -algunos concisos y otros muy difusos- de esos apretujamientos espontáneos que se sucedían cada noche, sino que fue uno de ellos el que le marcó para darse cuenta de que Libertad 8 era “un lugar especial”.

“Una noche vi a Ángel González cantando sus canciones tradicionales de Asturias. Es algo que nunca olvidaré”, cuenta Julián Herraiz, dueño de Libertad 8. “Por aquella época él estaba trabajando en la Universidad de Alburquerque y cada vez que venía a España se pasaba por Libertad 8. Se subía al escenario cantando sus asturianadas, pero también las cantaba en la zona de la barra, ya entrada la noche, contagiando su vitalidad y alegría a todos”.

Julián es propietario de este emblemático local madrileño de la música en directo desde 2012. Antes, fue su gestor y programador de conciertos. Llegó a él de “casualidad”. Se fue de la provincia de Cuenca para estudiar Filología en Madrid y, como necesitaba dinero, se puso a trabajar de camarero. Entró por su puerta en febrero de 1990 y se quedó ya para siempre. “El bar me retuvo. Era un sitio mágico. Cada noche veía muchos escritores, periodistas, músicos…”, rememora. Nota aquí.




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