lunes, febrero 01, 2021

Germán Pérez

 Germán Pérez, el agitador tranquilo

Muere el artífice del Clamores, el mítico club de jazz madrileño

Era todo un personaje. Con su pajarita eterna, o corbata, parecía sacado de una obra valleinclanesca. Un caballero de los de antes, en cuanto a culto y educado, pero de mente abierta y progresista. Afable y zalamero, siempre te saludaba con una sonrisa, un piropo, y la mirada franca de la alegría que sentía al verte. Amaba el jazz, la música en general, y durante años, junto a Ángel Viejo, administró las empresas compartidas que gestionaban dos templos míticos de la música en directo de la noche de Madrid: la sala Clamores y la sala Galileo Galilei. Hace poco más de cuatro años, las sociedades de Viejo y Pérez, traspasaron Clamores, y ambos se dedicaron solo a la administración y programación de la Galileo.

Su corazón ha dejado de latir, tal vez por la tristeza de seguir viendo vacío desde hace casi un año, el escenario de la sala a la que, hasta el inicio de la pandemia, acudía casi cada noche a presenciar el concierto que el lugar ofrecía a diario, aunque pocas veces programaba ya.

Leonés del campo, ayudaba de joven a su familia en las faenas de la tierra, pero fue en Nueva York donde sucumbió a los encantos del jazz al pasar más de una noche en los clubes punteros del género en la gran manzana. Antes, había cursado hostelería, así que al poco de regresar a Madrid juntó los dos mundos y al arrancar la década de los ochenta se unió al equipo de fundadores de Clamores, en la calle Alburquerque, entre la glorieta de Bilbao y el mercado de Olavide, una zona entonces muy transitada de bares y bullicio. Nota aquí.



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