Tomás, El Tabernero

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Muere Tomás, el Tabernero

Mi amigo

Jose Maria Hernández

, me da hoy, en este día frío y desapacible, con la Primavera asomando ya, una dolorosa noticia: Ha muerto Tomás, El Tabernero, como a él le gustaba llamarse.

Tomás, el erudito, el sabio historiador, el escritor de varios libros imprescindibles para entender Madrid o la historia de su querido Cofiñal.

Tomas nos reunió durante décadas a lo peor y lo mejor del barrio en su taberna de la Calle Tabernillas, a degustar su vermú y las anchoas que él mismo preparaba primorosamente. Su hermano, el tan querido Luis, compartía su parte del mostrador dando a elegir el aperitivo y los exquisitos canapés que él elaboraba.

Tiempos felices, aquellas horas en que, si no cambiábamos el mundo, sí encontrábamos consuelo a nuestra tristeza y desolación acodados en aquella barra. Por allí pasaban artistas, cantautores, periodistas y políticos de cualquier signo. Respetuosos todos con las normas que, sin hablar, impartía Tomás para cualquier debate.

Alguna noche, mientras él preparaba las anchoas, me dejaba acompañarle con su amigo Antonio Hidalgo, al calor de un tinto y una conversación amable. Socialista de alma, dejaba pasar cualquier otra ideología siempre con alguna burlona pulla sin maldad y sin que el odio le hiciera mella.

Con la pandemia se retiró a su pueblo. Ya nos veíamos poco, aunque sus cada vez más escasas visitas se convertían en motivo jubiloso de conversación en el barrio. En Xentes, donde está tomada la foto, era recibido como en una fiesta.

Paseante incansable, degustador de cualquier tinto, conocedor de cada rincón del Madrid galdosiano como nadie, Tomás nos deja a muchos huérfanos de su sabiduría, de su bronca amistad y de una aspereza con la que trataba de ocultar la calidez de su corazón.

Que, como deseaban los viejos romanos, la tierra te sea leve, amigo Tomás.

En la foto de la izquierda, de

Javier Astasio

, Tomás con el pintor y amigo

Jerónimo Salinero

. A la derecha, Jose recogió una de sus últimas visitas al Xentes.