domingo, abril 18, 2021

Marwán

 PAREJA EN EL AEROPUERTO

Él, moreno, fuerte, repeinado,
unos impactantes ojos azules
aliñados con el misterio de las estatuas griegas,
con una belleza que hace que las calles se vuelvan al verlo pasar y convierta en creyentes a las diosas paganas de la tarde.
Es el David de Miguel Ángel.
Ella, un paraíso de pelo rubio,
con esa perfección rotunda que te hace creer en la verdad,
la piel imposible, las pestañas creadas por el mismísimo Dios para abanicar las yagas de Cristo,
con esa belleza que provoca la angustia de lo inalcanzable. Es la Venus del espejo.
Los observo en la mesa de al lado,
callados, con la mirada perdida como si la vida ya no fuera con ellos, como si el amor hubiera cerrado sus puertas para siempre dejándolos afuera.
Ella le habla. Él escucha con el desdén de los monarcas.
Podrían ser portada de revista,
pero ya no son nada,
solo dos cuerpos perfectos vencidos por el cansancio.
Miro a María. Le sonrío con mi fealdad amable. Me coge la mano.
Sabe lo que estoy pensando.
Sabe que no somos perfectos y no le importa. Por algún extraño motivo, con esa mano sincera sobre la mía, me siento vencedor,
no frente a ellos, sino ante la vida.
No sé qué hicimos bien,
pero logramos algo que realmente
no entraba en nuestros planes al conocernos, algo que, a la vista queda, pocos consiguen: hemos sido felices.
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Poema de mi libro nuevo “Una mujer en la garganta” que sale el próximo 14 de abril
con
Editorial Planeta
, mi casa



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