sábado, abril 03, 2021

Rodolfo Serrano

 Lluvia

Esta desolación. Calles vacías.
Brilla el agua en los grises adoquines.
Cae la lluvia limpia, dulce, suave
como un pañuelo blanco al despedirse.
El cielo es una mano protectora.
Sombras de agua en los viejos
edificios.
Hay un silencio antiguo. Solo el roce
de las gotas cayendo en las aceras.
Se respira un perfume de flor seca,
de café y de tabaco y gasolina.
Al final de la calle un edificio
de ladrillo se levanta como un muro.
La calma de la tarde se deshace
en la oscura penumbra. Los portales
son cálidas entradas a la vida
que espera como un sueño tras la puerta.
La sensación de un mundo que comienza
en la llovizna fresca. Escalofrío
de una vieja añoranza. Los amores
que nunca nos dejaron de su mano.
Andar por estas calles. Empaparse
del agua que acaricia nuestro rostro.
Caminar por el borde de tu nombre.
Y encontrarte al final de la escapada.
Esta foto de
Raul Cancio
inspiró este poema.
Darle un toque para verla bien.



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