Muere Francisco Brines, conciencia y sensualidad en la poesía
El poeta valenciano, académico y último Premio Cervantes fallece a los 89 años en su casa de Oliva, junto al paisaje de su infancia, después de una existencia dedicada a la escritura, el hedonismo y la amistad.
A los poetas auténticos puedes descifrarlos en un puñado de versos propios por los que es posible concretar su asunto en la vida. Francisco Brines es uno de ellos. Bastarían unos pocos poemas para tener consciencia no sólo del poeta entero que es, sino del sabio que ha sido, del hombre sin prisa en la escritura, del clásico a conciencia, del hedonista entre naranjos en el refugio íntimo del pueblo en que nació, Oliva (Valencia), y donde ha muerto a los 89 años. Entre las palmeras y el mar.
Nació en 1932. Pasó parte de la Guerra Civil entre Marsella y San Sebastián. Al regresar, aún niño, a su tierra natal, la familia se instaló en la casa que llamaron Elca, y aquel fue el paraíso de infancia donde empezó de nuevo todo. Donde su idea del mundo tomó impulso y se fue haciendo cargo de una prematura idea de belleza, de afirmación y de un precoz sentido de pérdida. En la última entrevista concedida a EL MUNDO, en noviembre de 2020, días después de la concesión del Premio Cervantes, decía: "Casi siempre he escrito desde ese sentimiento de pérdida. Y la pérdida tiene unos valores por sí misma. La respuesta de la poesía tiene ambas facetas: gracia y pérdida. Por lo tanto, en ella está lo positivo y lo negativo. Pero lo negativo en un poeta puede ser, incluso, gran poesía". Nota aquí.
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