miércoles, junio 30, 2021

Rodolfo Serrano

 Una tarde

Las tardes que dormitas a mi lado.
Tu corazón herido y ese gesto
de infinito cansancio, mientras, fuera,
suena un trueno muy lejos, las tormentas
de un verano de lluvia que no llega.
Y tú, indefensa, tu cuerpo que ahora siento
como una dulce nube de cristales,
como un vaso de aceite derramado,
como una flor muy frágil del invierno.
Pasan lentas las horas. Leo un libro
y te miro dormir. De vez en cuando
un gesto te recorre el rostro y muere
en los labios abiertos. Y suspiras.
Hay en el aire un pálpito muy lento,
latido sin compás, igual que un verso
sin métrica ninguna. Como olas
pequeñas que se rompen en la playa.
Como el tic tac de un reloj sin minutero.
Dejo pasar el tiempo. Busco el cielo,
las nubes de tormenta, un fulgor limpio,
un pedazo de azul que me recuerda
que la vida descansa a nuestro lado.
(Difícil, pero ardiendo con tu sueño).
La foto es de Raul Cancio.



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