jueves, julio 08, 2021

Antonio López

 "He rozado la depresión"

Es el pintor español más admirado y cotizado. Pero a sus 85 años se enfrenta a una polémica sin precedentes por el encargo de unas puertas de bronce para la fachada de la catedral de Burgos y a la infinita tristeza de haber perdido a su mujer. Él mismo nos lo cuenta.

Antonio López (Tomelloso, 6 de enero de 1936) sufre aún las secuelas del duelo de su mujer, la también pintora María Moreno –Mari–, fallecida hace algo más de un año, casi al mismo tiempo que estalló la pandemia. «La echo de menos constantemente», afirma sobre su ausencia.

El pintor español más reconocido y admirado, que encabeza la lista de los artistas vivos más vendidos, está a sus 85 años en el cénit de su carrera; sin embargo, vive tiempos revueltos. Hace dos años, el Arzobispado de Burgos le hizo el encargo de realizar unas puertas de bronce para la fachada de la catedral, en sustitución de las de madera del siglo XVIII que no eran las originales del templo. El motivo era hacer algo especial para celebrar el octavo centenario de la catedral gótica a través de la intervención artística de un creador de indiscutible prestigio nacional e internacional. Lo que parecía que iba a ser una buena noticia se ha convertido en un enfrentamiento entre la sociedad burgalesa. Lo nunca esperado. Un pintor local lidera la oposición del encargo a López y ha recogido más de 65.000 firmas en contra.

La campaña para impedir la reforma del artista de Tomelloso no acaba en la ciudad de Burgos y ha llegado hasta el Vaticano y la Unesco, que amenaza con retirar el estatus de Patrimonio de la Humanidad a la catedral. Visiblemente afectado, Antonio López nos recibe en su casa y estudio madrileño. Está pintando sus habituales temas cotidianos como la mesa frente a la que nos recibe, con unas flores secas y aún con las medicinas de su mujer, inertes como un bodegón. Compagina el trabajo en el estudio con las visitas a la fundición, donde, a pesar de todo, sigue trabajando en las puertas. El desenlace sobre si sus tres portones que representan a la Virgen, a Dios y al Niño Jesús acabaran decorando la fachada del monumental templo de Burgos todavía es incierto. Mientras tanto, el artista no quiere alimentar más la polémica y afirma tajante no gustarle «nada esta batalla». «Si la pintura fuera así en todas las cosas, yo no sería pintor», puntualiza. Nota aquí.



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