"Peperina", la obra cumbre de Seru Giran, cumple 40 años
"Fue nuestro 'Sgt. Pepper'", lo definió Charly García
El cuarto disco de estudio de la banda fue un trabajo bello, sencillo, de muy buenas canciones, cálido y sin las ambiciones que poblaban los anteriores.
Entre sus múltiples riquezas, el rock argentino tiene la de contar historias. La de condensar y desplegar aristas de algún personaje en tres, cuatro minutos, embarcado en una música que en general suma. Embellece. Allá corre el lado Spinetta en las manos giratorias del loco Fermín, el insomnio lúdico de Ana, la infinita pesadumbre del espíritu del Miguelito que se va, o el melancólico resumen porteño de Ricky, Agueda y Cacho. Allí quedan para siempre el carnicero Pato, de Moris; o Jimmy Gerli y Pepe Luí, loquitos casi hermanos que eternizaron La Mississippi y Divididos en sendos grandes temas. Allí también –más cercanos, dada la ocasión—, el represor Juan, el abúlico Natalio Ruiz o Bubulina, onírica dama que Charly García hizo encarnar en María Rosa Yorio. Nota aquí.
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